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Entrevista a María Jesús Díez-Astraín

María Jesús es licenciada en derecho por la Universidad de Valladolid, ciudad en la que ejerce desde 1977 y en la que lucho personal y profesionalmente durante la dictadura y la Transición. Especializada –entre otros– en Derecho de Familia, violencia de género y maltrato familiar, es una gran defensora de los derechos de las mujeres y de la conciliación laboral y familiar.


  1. En entrevistas realizadas hace años, ya hablabas de un aumento de mujeres en tu profesión manifestando necesidad de la conciliación laboral. ¿Cómo ha evolucionado en los últimos años?

Las medidas de conciliación de la vida laboral y familiar estaban dirigidas inicialmente a la mujer que se incorporaba al mundo laboral, que era quien tenía el problema de compaginar hijos y trabajo debido a los diferentes roles que mujeres y hombres desempeñaban en la familia. Lógicamente, estas medidas han evolucionado al ritmo de la sociedad y ahora se dirigen a fomentar la igualdad entre los progenitores, facilitando cada vez más que  el padre se involucre en los cuidados desde el nacimiento (o adopción) mediante la creación y ampliación de los permisos de paternidad.

  1. ¿Cómo crees que se podría combatir el techo de cristal tanto en la administración pública como en la empresa privada?

El “techo de cristal” es consecuencia de la desigualdad y para eliminarlo es fundamental cambiar el modelo tradicional de reparto de roles en la vida y en la pareja, y asumir en igualdad las responsabilidades familiares. Mientras la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidado recaigan sobre la mujer, existirán límites en su profesión que no tendrán los hombres. Por otra parte, en el inconsciente colectivo todavía está impresa la idea de que la prioridad de las mujeres no es el trabajo, que está subordinado a su función de esposa y madre de escaso valor, por lo que sus opiniones profesionales rara vez se escuchan y sus méritos se ningunean por sistema. Hay una desconfianza innata, resultado de la educación machista, propia del sistema patriarcal,  hacia la capacidad y dedicación femeninas al trabajo que impide que se les valore y promocione adecuadamente con los mismos criterios que a sus colegas masculinos.

 

“Hay una desconfianza innata, resultado de la educación machista, propia del sistema patriarcal,  hacia la capacidad y dedicación femeninas”

 

  1. ¿Consideras suficiente la reciente aprobación de la proposición de ley que iguala en 16 semanas los permisos de maternidad y paternidad?

Las medidas legislativas por sí solas son insuficientes si no van acompañadas de un cambio de mentalidad. Hay que exigir educación en igualdad desde la cuna. Con respecto a la proposición de ley para que los permisos de parentalidad sean de 16 semanas y personales, es evidente que potenciarán la igualdad entre ambos progenitores en la crianza de si el padre asume su función, pero debemos tener claro que el embarazo y el parto son de la madre y es preciso proteger la maternidad, que es independiente de la crianza.

  1. Pensando en lo ocurrido en los últimos dos años, y las decisiones judiciales cuestionadas social y mediáticamente como en el caso de ‘la manada’. ¿Existe algún tipo de formación de género en el sistema judicial para incluir la perspectiva de género de manera transversal?

La formación con perspectiva de género debería ser inherente al sistema educativo y formativo desde la niñez. Desgraciadamente, estamos muy lejos de conseguirla. Respecto al  ámbito judicial, en los últimos años 90 y principios de este siglo hubo intentos serios de formar en género no solo a los Jueces y Magistrados, sino a todos los operadores que intervienen en los delitos de los que son víctimas mayoritariamente las mujeres.

El abandono de la mayor parte de estos programas durante la crisis, manteniéndose en muchos casos simplemente sobre el papel, pero sin financiación o sin contenido, ha supuesto un retroceso importante que desde luego hay que corregir. El Pacto de Estado contra la Violencia de Género abunda en propuestas y compromisos, pero su adopción está encontrando numerosos obstáculos, entre ellos la dejadez de quienes, aunque hayan adoptado la expresión “de boca para fuera”, no creen que la violencia de género sea una realidad ni una consecuencia de la desigualdad propia del sistema patriarcal.

  1. ¿Qué opinión te merecen las sentencias que se han ido emitiendo en relación a ‘la manada’?

El Tribunal Supremo (y en consecuencia los Tribunales inferiores) ha mantenido una doctrina arcaica y claramente obsoleta con respecto a los delitos contra la libertad sexual que afectan sobre todo a la mujer y a los menores, que hoy no resiste un mínimo análisis desde la realidad y sensibilidad sociales. Los Jueces interpretan las leyes, pero deben hacerlo en el contexto en el que han de ser aplicadas, y, cuando no es así, la sociedad con toda razón se rebela, como ha ocurrido en el caso de “la manada”, en que se ha dictado una sentencia jurídicamente fundamentada, pero de contenido inexplicable para la población: en definitiva, injusta.

 

“El Tribunal Supremo ha mantenido una doctrina arcaica y claramente obsoleta con respecto a los delitos contra la libertad sexual”

 

  1. ¿Podrías explicarnos (para que lo entendamos) las diferencias entre abuso y agresión y de qué depende que se tipifique como uno o como otro? ¿Dónde está el límite?

Hay abuso cuando el hecho se produce sin consentimiento, por ejemplo tocamientos en una aglomeración, o a persona inconsciente o drogada. Y agresión cuando se realiza con violencia o intimidación.

La sentencia de “la manada”, y muchas otras que no se conocen, considera que no hay intimidación porque la víctima no se defendió con uñas y dientes, jugándose la vida. Parte de una idea preconcebida de cuál debe ser la reacción de una mujer ante el ataque y concluye que si no hay una oposición firme y manifiesta, no hay intimidación (¡¡Una joven de 18 años dentro de un portal rodeada por cinco hombres puede no sentirse intimidada!!), aunque tampoco consentimiento.

  1. Retomemos otro de los titulares de máxima actualidad “hombres legislando sobre mujeres” ¿Qué opinión te merece?

Me parece que las fotografías de la cúpula del Poder Judicial, en la que no hay una sola mujer, pueden explicar la benevolente interpretación de los jueces ante los delitos de los que somos víctimas.

Y la composición de la “Comisión de Expertos” para estudiar una posible modificación del Código Penal en la regulación de este tipo de delitos, sin ninguna mujer, evidencia hasta qué punto se unen la ignorancia y la indiferencia.

 

Lucía Garcia-Carretero // Periodista

 

 

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