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Carrera científica en España, carrera de obstáculos

En los últimos ocho años, la inversión estatal en I+D en España, respecto a su PIB, ha experimentado un descenso leve pero constante del porcentaje de inversión, con cifras de gasto en 2017 de 14.052 millones euros, lo que representa un 1,2% del Producto Interior Bruto. Esta cifra nos deja algo retrasada respecto a la media europea que es del 2,07%, según datos de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Dichas estadísticas indican que, aunque desde 2014 la cantidad invertida en esta área ha ido creciendo paulatinamente, su aumento no se ha correspondido con el crecimiento económico. A esta situación crítica contribuye también la escasa inversión del sector privado en I+D+i, debido a que, en general, las empresas y empresarios españoles no operan en el sector tecnológico sino en el constructor o el de servicios.

A pesar de los recortes, la “calidad científica” ha aumentado en España. En 2015 se publicaron 78.740 artículos, lo que representa un 3,2% de la producción científica mundial. Además, el porcentaje de publicaciones españolas de excelencia, es decir, aquellas que se incluyen en el conjunto del 10% de los artículos más citados de su área, se situó en un 12.9% (respecto a un 12.1% en 2008), según datos de la FECYT.

 

A pesar de los recortes, la “calidad científica” ha aumentado en España. 

 

Estos datos son importantes porque la investigación – en España y en el extranjero – está dominada por el culto al paper. Y parece que la comunidad científica ha conseguido obtener más resultados en términos de papers con menos presupuesto. No obstante, la inversión es importante, porque los investigadores españoles que están detrás de estos papers no dejan de denunciar la precariedad y la temporalidad del sector. Según la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX), entre 2010 y 2013, se estima que la ciencia española perdió 15.000 investigadores, que decidieron emigrar para poder continuar su carrera o para conseguir unas mejores condiciones laborales. Los salarios de contratos tanto pre- como postdoctorales en otros países europeos duplican los que se ofrecen en España, que con suerte llegan a ser mileuristas. Pero no son solo los salarios, también la precariedad laboral que impide una seguridad y estabilidad mínima, obligando a los investigadores a depender de la capacidad de financiación del grupo o laboratorio para conservar el puesto de trabajo o a una movilidad exterior forzada.

Muchos de aquellos investigadores protagonistas de la llamada “fuga de cerebros” quieren volver. Por ejemplo, según una encuesta realizada por la Sociedad de Científicos e Investigadores Españoles en Alemania (CERFA), al 70% les gustaría volver a España. Un 40% de ellos y ellas lo han intentado, pero solo el 8,5% lo ha conseguido de forma satisfactoria. Pero, ¿qué es lo que falta en España? Los encuestados apuntan a la insuficiente inversión, la falta de atractivo y la endogamia del sistema científico español como razones que hacen que no quieran dar el paso para volver.

 

Muchos de aquellos investigadores protagonistas de la llamada “fuga de cerebros” quieren volver.

 

La reciente creación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y de la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX), así como iniciativas constructivas como Ciencia en el Parlamento o el acuerdo presupuestario alcanzado entre el Gobierno y Podemos para incrementar las partidas dedicadas a I+D+i un 6,7% han despertado una pequeña esperanza. Sin embargo, los académicos de la Real Academia de la Ciencia son cautos. Consideran que este aumento es “modesto” y han criticado duramente que el 45% de toda esa cantidad sea en forma de préstamos que en su mayoría no se conceden. Afirman que España es líder europeo en paro juvenil y lo seguirá siendo hasta que no rectifique su política de inversión en ciencia. Habrá que observar de cerca la tendencia de las políticas científicas de los próximos años. ¿Pasará España a ser creadora de conocimiento e innovación o seguiremos siendo sol y playa?

 

Elisa Gómez de López, bioinformática y Data Scientist y miembro de Pint Of Science

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